Cartografia

La cartografía se define como una ciencia, un arte y una técnica.
La cartografía es una ciencia: sus bases son matemáticas, especialmente en lo que concierne a la determinación de la forma y las dimensiones a la Tierra, luego la representación de la superficie curva de la Tierra sobre un plano la carta gracias al sistema de proyecciones, y finalmente al establecimiento de una grilla cuadriculada planimétrica y altimétrica. El desafío es la precisión y la fiabilidad.
La cartografía es un arte, porque en calidad de modo de expresión gráfica debe presentar cualidades de forma (estética y didáctica, gracias a la claridad del rasgo, a su expresividad y su legibilidad), con el fin de explotar al máximo las capacidades visuales del lector. Esto exige elecciones de parte del que la concibe y del que la confecciona.
La cartografía es una técnica, porque necesita, desde arriba hacia abajo, el empleo de instrumentos y de técnicas cuyos progresos han cambiado toda la filiación cartográfica (fotos aéreas, imágenes satelitales, computadoras, impresión, difusión, etc.). Las técnicas cartográficas conducen a una cartografía “matemática” o “topográfica”. Estas técnicas tienen por finalidad mayor establecer los fondos de carta necesarios para la elaboración de todo mapa. Gracias a la astronomía, a la geodesia, a la topografía, a la fotogrametría, a la topometría (conjuntos de medidas hechas sobre el terreno), a la teledetección (descubrimiento de la Tierra a distancia), a las imágenes satelitales y por supuesto a la exploración sistemática del globo, se han podido obtener cada vez con más precisión las dimensiones, la forma general y una representación plana de la Tierra. Esta cartografía exige competencias particulares que poseen los topógrafos o los geómetras, por ejemplo.
La cartografía agrupa métodos que corresponden a la marcha y a la reflexión intelectual que supone el acto de concebir, confeccionar y leer las cartas temáticas. Éstos necesitan la aplicación de una serie de reglas visuales y gráficas que se agrupan bajo el término de semiología gráfica.
El primer objetivo de la cartografía fue la representación de la Tierra (o de otro planeta) bajo una forma geométrica y gráfica, gracias a la concepción, la preparación y la realización de mapas1. La carta es “una imagen, una representación del Mundo o de una parte del Mundo”2. Es igualmente un “útil”3 y un “lenguaje”4. Es el lenguaje del geógrafo, su medio privilegiado de expresión. Esta idea, que parece bastante trivial, no nos debe hacer olvidar que la cartografía no es toda la geografía. La carta es necesaria, pero no suficiente. Si la cartografía es frecuentemente fundamental para la investigación geográfica, permite la representación de un espacio geográfico como una “combinación estructural de lugares”5, el texto escrito aparece entonces como demasiado lineal y en consecuencia menos adaptado a la expresión de los sistemas espaciales puestos en valor por la geografía. P. George lo afirmaba: “la carta es el medio específico de la geografía”. Para Georges Gusdorf6, “la carta es la proyección de la ciencia geográfica, el lugar propio donde toma conciencia de ella misma”. Así, la ciencia geográfica no es la ciencia de fabricación de mapas -o cartografía-, sino que los geógrafos tienen necesidad de las cartas, “ella es proyección de su espíritu”7.
El campo cartográfico se extiende en adelante ahora tanto al dominio técnico como al dominio social y económico. Y delante de la masa siempre creciente de los datos, la cartografía ofrece posibilidades de comunicar sintéticamente y de librar informaciones estratégicas útiles a los que deciden: se puede de este modo hablar, no de una cartografía, sino de “cartografías”.
Sin embargo, los geógrafos, en el uso que hacen de la cartografía, están hoy confrontados a dos problemas: un peligro y un límite. Mal utilizada, la carta puede dar una visión demasiado simplista de la realidad, y hacer aparecer como evidencia una verdad que no es sólo una. Por otra parte, la mundialización y las características del mundo contemporáneo privilegian la noción de red, la de métrica no euclidiana, el sistema y la superposición de espacios, mientras que la cartografía clásica se construyó sobre una base territorial, euclidiana, jerarquizada y exclusiva.
Se podría haber pensado que la introducción masiva de los NTIC (Nuevas Tecnologías de la Información y de la Comunicación) en el campo de la cartografía permitiría remediar estos problemas, y especialmente el hecho de que la carta es siempre plana. Las soluciones imaginadas8, a pesar de su carácter muy innovador, no son siempre satisfactorias. Por ejemplo, la representación de flujos de informaciones en redes muy densas como la red Internet conduce a menudo a cartas ilegibles, dado el número muy importante de vínculos o de datos que se representan en este caso. Otras soluciones se convierten en útiles de gestión y análisis del territorio imposibles de delimitar gracias a la combinación entre las necesidades en información geográfica y la evolución tecnológica de los últimos decenios: los sistemas de información geográfica SIG. En efecto, estos sistemas permiten reunir datos de fuentes y de naturaleza variadas, derivar nuevas informaciones a través de procedimientos de análisis espacial y, sobre todo, combinar los diferentes segmentos de la realidad geográfica representados en una base de datos espaciales para evaluar simultáneamente, según criterios muy frecuentemente medioambientales, diversos escenarios de ordenamiento o de desarrollo, con el fin de ayudar en la toma de decisiones según la lógica de la gestión integrada. Los SIG fueron desarrollados primero para responder a necesidades prácticas que emanan entre otros problemas ligados al análisis del territorio realizado a partir de varias cartas en papel, la puesta al día de mapas en papel, las compilaciones, incluso simples, de datos cartográficos voluminosos, como por ejemplo, el cálculo de las superficies cubiertas por los diferentes tipos de poblamientos forestales de una región, o los cálculos de distancia. En cada innovación técnica, los SIG ganan en flexibilidad e interacciones, y aparecen nuevos sistemas: los sistemas expertos, los sistemas multiagentes y otros numerosos modelos de simulación permiten fabricar útiles de ayuda a la decisión que hacen hablar a las cartas. “El utilizador no tiene más necesidad de aprender a leer y comprender el mensaje de una carta, la información que necesita le es transmitida por medio de toda una batería de herramientas (teclas, circuitos, animaciones)”9. Se pueden resumir las funciones de los SIG en los elementos siguientes: grabar la información, representar la información, cuestionar la información, analizar la información, efectuar simulaciones y, globalmente, ayudar a la toma de decisiones. En este mundo, la cartografía es solamente una de las funciones de los SIG y en ningún caso esta nueva herramienta puede reemplazar a la antigua: simplemente no tienen el mismo objetivo.
En esta perspectiva, la carta es hoy en día cada vez más un objeto informático, producido según demanda y visualizado sobre una pantalla, medio del cual se conocen las características. En la materia, la cartografía “según demanda”, que permite el uso de los SIG, orienta la producción cartográfica hacia elecciones de escalas exactamente adaptadas a los fenómenos representados. Aquí puede destacarse un ejemplo interesante: el manual Zoomify10 nos da un ejemplo de evolución de los medios cartográficos que van en ese sentido. Se trata de un procedimiento simple en su principio, que hace extremadamente manuable la variación de la escala de presentación de una imagen, ya se trate de una tabla, de una foto, de una carta propiamente dicha, o de una imagen satelital. En sí mismo, este principio no es nuevo; tanto los usuarios del manual de tratamiento de imágenes (mapa vectorial o en cuadrícula -raster-) como los usuarios de SIG tienen la costumbre de hacer variar la escala de presentación del documento que visualizan sobre la pantalla. La diferencia parte del hecho de que la tecnología puesta en marcha por Zoomify tiende a desconectar esta función de “zoom” de los manuales habituales, para constituirse en útil autónomo, y que es más fácil de “instalar” en un sitio internet. Si no es seguro hoy en día que una tecnología tal sea un estándar informático reconocido en los años próximos, se puede al menos calcular una evolución que tiende a difundir ampliamente los medios de jugar con la escala de las imágenes y las imágenes cartográficas en general.
Una última evolución interesante merece ser señalada : la cartografía para las personas que tienen una deficiencia visual (CDV) está orientada a proporcionar cartas y datos geoespaciales en línea11. La investigación en la materia no proporciona cartografía innovadora, sino que se interesa en una forma de comunicación cartográfica diferente, donde las reglas y principios de la semiología gráfica deben ser revisitados para estar adaptada a públicos diferentes. Actualmente se consigue toda una serie de cartas táctiles que muestran la geografía general de un país, comprendidas aquí cartas temáticas, cartas formativas para movilidad, que sirven para ayudar a personas que tienen una deficiencia visual a obtener una mayor autonomía de desplazamiento, o incluso cartas para la web con el objeto de explorar interactivamente, cargar teleinformáticamente e imprimir con los programas apropiados. La Asociación Cartográfica Internacional (ACI) tiene constituida incluso una comisión para las cartas y los gráficos para ciegos y deficientes visuales12.
En este contexto, no es inútil recordar que la cartografía no tiene por objetivo la reproducción exacta y fiel de la realidad. Por el contrario, es siempre una construcción intelectual que deforma forzosamente la realidad. En este sentido, nos enseña tanto sobre las representaciones del espacio como sobre el espacio mismo. Es el sentido de la puesta en guardia del investigador Alfred Korzybski (1879-1950), cuando dice que “una carta no es el territorio”. Los límites en los cuales se confrontan cartógrafos y geógrafos en la actualidad no serían entonces técnicos, sino que estarían más bien ligados a su capacidad de comprender y de conceptualizar el mundo contemporáneo.
Ver ejemplos de innovaciones sobre los excelentes sitios siguientes:

Diseño cartográfico

Todo el arte de la cartografía temática está en la expresión de lo que debe “saltar a la vista”. Esta expresión existe gracias a lo que se puede denominar diseño cartográfico. La nitidez y la claridad del mensaje final no deben tener ambigüedad y dependen de la manera de aplicar este diseño a la realización cartográfica. Si bien no hay un modo objetivo de elaborar los mapas, hay que respetar no obstante reglas fundamentales.
El diseño cartográfico se define como los medios y los métodos de traducción gráfica de los fenómenos a representar en una carta. Es la representación gráfica de los fenómenos o simplemente de los datos en un mapa. Jacques Bertin habla de semiología gráfica, diccionario del lenguaje gráfico visual. La semiología gráfica es el conjunto de las reglas que permiten la utilización de un sistema gráfico de signos para la transmisión de una información; se habla de lenguaje gráfico o cartográfico. 
El lenguaje cartográfico es una forma de expresión cuyos signos gráficos elementales (el punto, el trazo, la mancha) serían el alfabeto, cuyo vocabulario está constituido por variables visuales, y cuya sintaxis está definida por las reglas de la percepción visual. El lenguaje cartográfico debe ser visual, es decir, obedecer a las reglas generales de la percepción visual. Existen reglas en detrimento de una cierta variabilidad de la percepción de un individuo a otro. Es universal, o sea, comprensible para todos. Signos convencionales facilitan la lectura: norte arriba de la carta, coloración de los mares en azul, representación del relieve por medio de curvas de nivel, etc. Es igualmente claro y coherente. Para transmitir un mensaje con eficacia, el lenguaje cartográfico debe poner en marcha una economía de la comunicación que evita interferencias por “ruidos”, el exceso de la redundancia, la sobrecarga o las ambigüedades. 
El lenguaje cartográfico se compone de una combinación de signos elementales para construir diseños en función de siete variables visuales. Los signos gráficos elementales son el punto, el trazo y la mancha (pintado de negro o de color). Se utilizan estos signos elementales o figuras para constituir el lenguaje cartográfico de base, dándoles una implantación, jugando sobre su variación y su combinación. El diseño cartográfico se construye a partir de signos gráficos elementales. Es una construcción que puede recibir implantaciones gráficas diferentes y que se puede hacer variar utilizando las variables visuales. Se distinguen:
- el diseño puntual, que tiene un contorno geométrico o expresivo, cuyo trazado expresa un dato y no un lugar, y cuya construcción no está establecida según un eje;
- el diseño lineal, que tiene un contorno cuyo trazado expresa un dato y no un lugar, y cuya construcción se establece según un eje;
- el diseño areal o de superficie, que por su aspecto o su estructura es apto para rellenar entera y uniformemente una superficie.
A pesar de su denominación común, el diseño es independiente de la implantación. La implantación gráfica es la forma de aplicar el diseño sobre la carta: puede ser puntual cuando el diseño se atribuye a un punto o a un símbolo, lineal cuando el diseño está afectado a una línea, y areal cuando el diseño se extiende sobre una superficie. 
Una información visual se transmite a través de la carta como medio de variación de los diseños. Se denomina variable visual al modo hacer variar los signos gráficos. Se distinguen siete variables visuales: la forma, el tamaño, el color, el valor, la orientación, la textura-estructura (o trama), y el grano. 
La elección de un diseño cartográfico tiene siempre como punto de partida una serie de datos brutos o transformados. Estos datos, presentados en una tabla cruzada, ponen en relación objetos o individuos, y caracteres cualitativos o cuantitativos. Estos elementos, que se transcriben en una carta, son los componentes de la imagen gráfica. La elección de la construcción gráfica es función de la naturaleza de los componentes.
En cartografía, la imagen se crea y se lee según tres componentes: dos de localización (o componentes geográficos), que son la latitud y la longitud (x e y), y uno de calificación (característica del lugar z). La referencia visual a los dos componentes de localización es simultánea e instantánea; permite la identificación de los diversos puntos del plano en separaciones, direcciones y orientaciones, así como una apreciación (gracias a la escala) de las dimensiones del espacio representado. El componente z permite representar en posición conveniente un fenómeno en el plano, por medio de una variable visual. Cada componente z requiere la utilización de una variable visual diferente. Es posible dibujar y percibir directamente las relaciones mutuas entre tres componentes de una información geográfica. Se distinguen tres tipos de relaciones internas:
- Las relaciones de nivel diferencial expresan las relaciones de equivalencia. Se debe trabajar con una selección puramente formal, sin establecer jerarquía o clasificación.
- Las relaciones de nivel ordenado: los elementos, o grupos de elementos, pueden ser clasificados según un orden que se impone naturalmente y sin ambigüedad. Este orden puede ser intuitivo en el caso de un carácter cualitativo, o expresar una razón numérica.
- Las relaciones de nivel cuantitativo expresan cantidades brutas, un almacenamiento (stock). Lo que es cuantitativo está necesariamente ordenado y da lugar a una discretización.

Bibliografia:
http://www.hypergeo.eu/spip.php?article430

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